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Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega.

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Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. Empty Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega.

Mensaje  Mushasmo Miér Ene 06, 2010 9:47 pm

La sala, no llamada así por ser conyuge de la sal si no por ser una habitación, estaba desprovista de muebles y adornos, salvo algunas antorchas en las paredes, no con fuego sino provistas de un conjuro de crear luz con varios añadidos, lo que hacía gozar a los que se hallaran en ella de una iluminación perfecta en toda su extensión.

Solo dos puntos más creaban variedad en la enorme masa de ladrillos grises de cemento más gris aún: las dos puertas, altas como si se tratasen de las de una iglesia, maracadas con extrañas runas. Distanciadas entre sí por 50 metros, y de un ancho de 10 metros, la mitad de la estancia, permanecían cerradas, y ni la más mínima rendija de luz del exterior se colaba por debajo de ellas.

No había personas en la estancia, si no fuera porque, sentado en algo parecido a una tranquila meditación, Mushasi tenía los ojos cerrados. Una primera ojeada podría suponer que estaba durmiendo. Una segunda ojeada nos revelaba que en realidad, meditaba para recuperar su ki y usarlo efectivamente en combate. En realidad, estaba durmiendo. Su meditación había terminado hace casi media hora, y ahora descansaba para estar en plenitud de facultades contra su enemigo.

Sin embargo, la expresión "no se veía un alma" era, más aún que la anterior, incorrecta. Los inmensos portones tenían un solo candado del tamaño de una persona. Ante un observador normal, no parecían más que un candado y cadenas a su alrededor del típico metal negro rugoso. Pero alguien capaz de ver espíritus, notaría que el metal estaba escalofriantemente hecho de almas, almas en pena, de criaturas encerradas en eslabones de metal que en comparación, resultaban como el intento de comprimir a un ser humano en un dedal. Monstruos que habían intentado conspirar contra la humanidad, ahora actuaban como defensa de la liberación de una de las peores criaturas a la que el mundo jamás había tenido el dolor de acoger, un ser que habría podido acabar de un solo golpe con todos los seres comprimidos en esas cadenas con apenas un giro de muñeca de su Pilar de Almas: Omega, el Señor del Infinito.

Imperium había decidido guardar ahí la llave de su encierro. Esta era, sorprendentemente para muchos, un bocata de jamón y queso. Una estrategia inteligente, la de Imperium, pues, ¿Quién podría ver a ese esmirriado alimento y sospechar que era la llave del encierro de la mayor de las abominaciones? Puede que estuviera encerrado en un intricando subterráneo, bien guardado por puertas cerradas con el alma de semidioses, pero incluso sabiendo lo importante que debería ser algo oculto de tal forma, una de las últimas cosas que pensarías sería en el encierro de Omega, ¿no es así? Una mente brillante la de este Barnabás, incluso tras fumar ciertos productos de su marca que no es tabaco.

Imperium no había puesto una patrulla de Jürgands en la puerta. Los Jürgands no bajarían por la Sombra de Omega, ellos están para destruir algo que amenace verdaderamente a la humanidad, lease Omega Lucifer completamente liberado. Cuando todo el planeta aún no tiembla ante su inminente destrucción, es Imperium quien se encarga de vigilar lo ocurrido.

Imperium tampoco actúa directamente jamás. Simplemente, cual hábiles marionetistas, mueven los hilos para que otros hagan su trabajo. Podrían haber mandado a Gaul allí dentro mientras dormía y hacerle combatir contra la Sombra de Omega, sí, pero ahora estaban practicando la posible utilidad de seres de otras dimensiones, seres de los universos de otro Dios Sigma aún por destruir y convertir en combustible para sus más avanzadas máquinas. Y aquí entraba Mushasi.

Mushasi, a pesar de su ajetreada vida, no estaba preparado para despertar un día de repente con la misión de detener a un ser de incontenible poder para evitar que su hermano mayor, de poder aún más asombroso, libre de sus cadenas, destruyese toda civilización de un mundo desconocido para él. Desde luego, el era un héroe y sabía lo que era salvar personas, pero en su mejor día lo máximo que hizo fue salvar un país, y ni si quiera fue de una destrucción irreparable. El prefería apilar logros pequeños a sus espaldas. Esto le venía un poco grande.

Más inquietante aún era el lugar a donde le habían mandado. Calculaba, con su Erudición sobre el ki, que tres o cuatro de esas bestias encerradas en el candado de la puerta tras él bastarían para acabar con él. No se fiaba del material del que estaba hecho ese trasto, y al principio temía que uno de esos bichos, libre de su prisión, se abalanzara sobre él y hiciera aún más difícil el combate que se avezinaba. Entonces, sus sentidos, aguzados como los de un felino, captaron algo, incluso en medio del plácido sueño.

Alguien estaba bajando por las escaleras.

En pie, y en posición de combate, esperó a que su enemigo entrara.
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Mensaje  Mushasmo Miér Ene 06, 2010 11:47 pm

Los novecientos noventa y nueve pisos de la torre subterránea duraron escasos segundos para la Sombra de Omega. Se movía a una velocidad pasmosa, que dejaría atrás al más ágil y bien preparado de los corceles a la altura de una caca de perro en medio de la playa frente a una pirámide de Keops. Desde luego, mala idea habría sido dejar a Mushasi en lo alto de la torre y que esto fuese una carrera. Por suerte las drogas aún no habían hecho tanta mella en Barnabás.

De vez en cuando se oía el sonido de un muro entero al derrumbarse. Los ladrillos, sin otro lugar al que ir, también descendían por las escaleras, creando un ruido cada vez más atronador. Cualquier otro habría adornado de un líquido amarillo el suelo al saber que tenía que enfrentarse cara a cara a algo capaz de crear ese estruendo simplemente descendiendo unos escalones, pero Mushasi sacó setenta y pico en frialdad, así que no tuvo de que preocuparse. Haciendo gala de su habitual optimismo, rió para sus adentros creyendo que esa criatura se agotaría causando ese escándalo y que se lo estaba dejando más fácil. Puede que, incluso, no se esperara encontrar a nadie allí y pudiera cogerle por sorpresa.

Con esta idea en mente, y también a una pasmosa velocidad, Mushasi corrió tomando como objetivo de freno el candado del otro extremo de la habitación, mas nunca llegó a tal lugar.

En la mitad atómicamente exacta, si bien él no podía saberlo y no se habría parado a comprobarlo, de la sala, una barrera de un color azulado, fina como una gasa y dura como el titanio, firme como una pared pero transparente como el agua(de hecho, azuladas eran las ondas del golpe que se llevó Mushasi al chocar contra ella, pues el resto de ella era totalmente invisible) frenó su carrera. Lo que normalmente habría conllevado a una persona normal una molesta o incluso dolorosa caída, para Mushasi y sus pasmosas habilidades acróbaticas fue un juego de niños caer de pie. Sin embargo, le resultaba irritante. La golpeó con los puños varias veces, pero esta seguía inmutable, solo con esos pequeños circulitos que se agrandaban y diluian hasta desaparecer cuando la barrera era tocada como respuesta.

"Pues claro, joder. Han podido sacarte de tu casa y llevarte a otro universo, ¿Como no van a poder crear una barrera que no veas y que no puedas atravesar?"

Desde luego, estaba bien oculta y defendida, más allá de lo que Mushasi podía ver y destruir. Lo único que podía hacer era esperar. Eso se le daba bien: hacía más de noventa años que había aprendido a esperar. Pero podría haberlo ayudado tanto el poder atacarle por la espalda mientras entraba a saco...

Pocos segundos después, retractaría esos pensamientos ante la entrada de la Sombra.

Esta no se molestó en usar llaves, colarse por debajo o alguna de esas mariconerías. Tampoco se hizo inmaterial para intentar atravasarla o desanudó el candado. Simplemente, de un solo golpe, atravesó el inmenso portón, dejando un hueco de dos veces su tamaño y totalmente informe, con todo su cuerpo dejando añicos a su paso. Mushasi notó un rastro negro que parecía etiquetado con la palabra "ki" en los bordes destruidos, pero no pudo distraerse más. Preparó su puño para interponerlo en el camino de la carga de su rival, pero este chocó contra el mismo impedimento que él.

Mushasi estaba desconcertado. ¿Si de verdad podían contenerlo, porque esos tipos no lo habían hecho ya?

Pronto halló respuestá a su pregunta, sin embargo. La barrera había sido rescrebajada. Un par de golpes como ese y se derrumbaría. Por ello, siguió con sus cinco sentidos(bueno, el gusto casi que no, y el tacto y el olfato en pequeñisima medida) pendientes del enemigo.

Ambos cruzaron las miradas, y pudieron observarse mejor. La barrera no resultaba un problema para sus detecciones del ki, pues al parecer solo existía, eso sí, oculta, en el plano material.

Omega sonrió. No era una sonrisa arregle. Habló. Su voz sonaba seca, solemne, hablaba casi a gritos y con una voz magnética, que influía a todos a escucharla. Sobretodo destacaba que estaba cargada de odio, pero un oído atento notaría fácilmente que sonaba metalizada, como si llevara mucho tiempo sin hablar.

-Un humano y una barrera mágica. Ja. ¡Un muñeco de trapo y una pared de cartón! ¡¿Esto es todo lo que tenéis para detenerme, "destructores de los dioses"?!-habló mirando al cielo, pues el techo de esta habitación no era visible, se perdía en negrura. Debía estar a decenas o cientos de metros de distancia del suelo-¡Esperaba que mis carceleros se dignaran a venir aquí y tener un duelo cara a cara conmigo! Esto va a ser tan fácil que ni si quiera voy a disfrutar con ello.

La opinión de Mushasi sobre su enemigo era bien distinta. Poseía la porte de un soberano y intimidaba como una serpiente frente a un ratón. Pero sobretodo, lo más intimidante era su sombra.

Parecería idéntica a él mismo, solo que casi un metro más alta, y poseía cinco pares de lo que Mushasi solo podía indentificar como alas(o bien, un par de ellas, orejas muy grandes, pero pronto apartó esos ridículos pensamientos de su cabeza) y unos cuernos igualmente enormes. Sin embargo, su sombra se hallaba detrás de él, de pie. La iluminación de este lugar en sí lo impedía, el lugar en el que estaba su sombra debería hallarse delante. Esa sombra alzó un brazo, con algo en la mano alargado, sin duda una espada, y la soltó. Como una marioneta, el corpóreo imitó su movimiento, y mientras la espada caía, fue haciendose cada vez más clara y definida, pasando lentamente del negro al rojo. Cuando esta se guió como imantada a la mano de la Sombra de Omega, Longinus ya parecía estar en toda su gloria.

Mushasi entendió entonces dos cosas: que es arma era un mandoble, y que en realidad, lo que había detrás no era una sombra, sino que aquel que acababa de hablar lo era. Como preso de la herramienta transparenca del photoshop, la sombra que acababa de dejar caer el arma desapareció, lentamente.

También ambos evaluaron su ki. La Sombra de Omega sonrió de nuevo al notar las energías de su rival patéticamente inferiores a las suyas, mientras que Mushasi se tranquilizó recordando que pocas veces la energía espiritual de alguien era completamente equivalente a su capacidad combativa.

Justo cuando la Sombra iba a usar su arma para acabar definitivamente con la barrera, algo descendió de los cielos, algo de un color amarillento pastel.

Levantaba escasos palmos del suelo, y su cuerpo tenía una forma esférica. Estaba tapado como preparado para un clima bastante más frío, pues llevaba una capa con un extraño símbolo a lo que debía ser su espalda y una máscara blanca, mediana para una cabeza humana, pero que cubría prácticamente toda su parte frontal y que solo dejaba ver sus caricaturizados ojos todo pupila amarilla. También llevaba guantes, y en la mano derecha portaba una espada dorada que parecía de juguete con una esfera roja engarzada. Omega, furioso ante el imprevisto, intento aplastarlo mientras gruñía algo como "¡Ridículo insecto!" pero este ya estaba saltando hacia atrás antes de que Omega empezara el golpe. No os engañéis, no lo esquivó, simplemente ya se estaba marchando antes de que comenzará el ataque.

-Por favor, caballeros, no soy vuestro enemigo
-dijo, con voz muy ronca para alguien de su tamaño- solo estoy aquí como narrador desde que fui despedido como main del escritor de esto-ninguno de los dos entendió una sola palabra de lo que estaba hablando- así que...

Carraspeó, pero su voz sono más ronca aún que antes.

A MI DERECHA

¡¡¡CON VARIAS TONELADAS DE PESOOOO(por gnosis) LA SOMBRA DE OMEGAAAA!!!

Y A MI IZQUIERDA

¡¡¡CON 65 KILOS DE PESO... MUSHASI!!!


Ahora le entendían aún menos. Sin embargo, como reaccionando a esas palabras, los pequeños orbes de creación de luz de las paredes se abrieron dejando lugar a un curioso ojo que lo miraba todo fijamente.

-El combate será retransmitido vía mágica en la isla flotante de Imperium con BlueRay y DoblySourround de esos para los críos en prácticas de Jürgand y con calidad creciente en todo para las altas esferas. ¡Barnabás lo verá en una pantalla tan grande que habrá píxeles del tamaño de piezas de lego! Deberíais estar honrados.

Mushasi ya estaba creyendo que esto era un mal sueño, mientras que la cara de Omega estaba desencajada por la ira.

-¡OS BURLÁIS DE MÍ, CARCELEROS! ¿¡CREÉIS QUE VAIS A DIVERTIROS A MI COSTA!? ¡OS SACARÉ LAS TRIPAS Y LAS QUEMARÉ DELANTE DE VOSOTROS ANTES DE MATAROS!-entonces pareció prestar atención a Mushasi de nuevo-¡APARTA Y TE DARÉ UNA MUERTE RÁPIDA!

La barrera que los separaba parpadeó. Se escuchó una voz.

3

2

1

GO!


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¡SE TRATA DE UN DUELO A MUERTE AL MEJOR DE TRES!
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Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. Empty Re: Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega.

Mensaje  Mushasmo Dom Ene 17, 2010 1:01 am

La barrera parpadeaba, mostrando el número que la bola amarilla gritaba, hasta que una vez terminó la cuenta atrás, está se derrumbó y los contedientes de la lucha se lanzaron al ataque.

La velocidad del combate era ciertamente superior a lo que el ojo humano jamás habría logrado seguir. Contediente, narrador y público eran capaces de seguir con la mirada los frenéticos golpes, pero sin duda una persona normal solo habría visto borrones en movimiento.

Mushasi, haciendo gala de su agilidad habitual, fue el primero en actuar. Al moverse dejó un rastro de color verde claro, como rastro del uso de su energía interna para ser más veloz de lo que su enemigo debería ser capaz de seguir. Normalmente los artistas marciales de su clase solían jugar limpio, pero eso Mushasi lo reservaba para lo combates que podía ganar sobre seguro, sobretodo si tenían algún público que le aclamara tras la lucha. Pero ahora no podía dedicarse a lo que consideraba mera estética, así que, saltando varios metros, y de una forma que pocos serían capaces de entender, cambiando la trayectoria de su salto varias veces en el aire, preparó su brazo derecho para un certero golpe por la espalda.

Nunca llegó a ejecutarlo. Como si todas esas cabriolas no encerraran misterio para él, con un gesto insultantemente simple, una sola pasada del Longinus bastó para sesgar su brazo como si estuviese hecho de papel. Mushasi vió venir el golpe, pero poca cosa pudo hacer salvo preguntarse como había conseguido reaccionar a tiempo. Sus inhumanos reflejos le habían fallado por primera vez en años.

Un fallo que estaba a punto de pagar muy caro. Su brazo salió disparado en una dirección y su cuerpo cayó como un peso muerto en otra, mientras la sangre manaba de su hombro como si fuese una fuente. Ni si quiera tuvo tiempo para gritar; le quedaban demasiadas pocas energías en el cuerpo para eso. Justo antes de que la vida se le escapara del cuerpo vio el brazo de la Sombra de Omega dirigirse a él mientras este viraba un poco, y no llegó a ver como su cuerpo salió disparado por el golpe, se estampó contra la pared y dejando el muro de ladrillos abollado y con una nueva capa de pintura roja, como un muñeco inerte, se precipitó contra el suelo.

-Patético-comentó la Sombra-Ahora voy a por lo que me pertenece por derecho.

Se dió la vuelta, dirigiendose a la puerta que aún no había abierto (destrozado), pero se encontró con la misma barrera azulada de antes.

--¡VUESTRO ESTÚPIDO GUARDIÁN HA CAÍDO! ¡ABRIDME EL PASO, SUCIOS HIJOS DE...!

El pequeño enmascarado carraspeó. De nuevo, su voz sonó más ronca que antes por esto.

-Disculpe, pero tengo que recordarle que el duelo era al mejor de tres.

Una vez comprendió sus palabras, hecho una furia, la Sombra de Omega se dió la vuelta, solo para ver como Mushasi se precipitaba a por él de nuevo. Este no entendía muy bien que había ocurrido, y ciertamente le inquietaba el ver su propio brazo estampado contra la pared, pero estaba perfectamente sano y con energías y ira renovada.

La barrera azulada, haciendo las veces de pantalla, mostró dos imágenes.

Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. MushasiDescripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. MushasiDescripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. Mushasi
Y, un segundo después,
Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. MushasiDescripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. Mushasi

Esta vez Mushasi supo aprovechar el déficit de atención de su rival, y aunque la Sombra de Omega consiguió no ser pillado completamente por la retaguardia, la posición de su enemigo era favorable: justo por el flanco en el que no sostenía su arma. Confiado, una certera parada, llameando ki verde claro, se dirigió hacia las costillas de Omega, sin esperarse lo más mínimo lo que iba a ocurrir.

Como si sus manos fuesen los extremos de un reloj de arena, la Sombra de Longinus se deshizo, alargandose y quedando borrosa, a una velocidad que ni si quiera Mushasi pudo seguir bien. Cuando se dió cuenta, su enemigo estaba interponiendo entre el golpe y su cuerpo su arma. No le costó mucho a la Sombra dar un ligero empujón a su rival, que aunque ni mucho menos le haría caer, si sirvió para desestabilizarle. Después ejecutó tres golpes encadenados con Longinus, y aunque consiguió esquivar los dos primeros con poco más que rasguños, el corazón de Mushasi quedó atravesado por el tercero. Sus ojos se abrieron por la sorpresa y el dolor, justo cuando la Sombra acercó su rostro al suyo, y con tono orgullo y una sonrisa, susurró:

--Te he vencido una vez... y te venceré mil.

Dejando salpicaduras de sangre, sacó su Pilar de Almas del cuerpo de su rival, y este se derrumbó como un muñeco de trapo. La Sombra de Omega miró con marcado desprecio la sangre que salpicaba a sus pies, esperando a que se levantara de nuevo para terminar con esta parodia de una vez por todas.

La pantalla, pues ahora era esa la función de la barrera, mostró de nuevo la imagen de Mushasi y restó una vez más su foto, dejando una única imagen, mientras que el rostro de Omega seguía apareciendo tres veces.

Al pobre Meta Knight todo eso le parecía antinatural. Venía de una dimensión que los golpes solo mandaban a grandes distancias, y incluso hacian falta varios para ello. Todo este sanguinario espectaculo le parecía dantesco, así que era poco lo que era capaz de comentar. Por segunda vez, Mushasi se levantó, pero esta vez su cuerpo había sido trasportado a cierta distancia de la Sombra de Omega, parpadeando de color blanco y en una plataforma metálica de superficie circular, como si Imperium hubiera adivinado lo incómodo que se sentía el narrador con la situación, adaptando un poco la situación a lo que el conocía muy bien.

Mushasi bajó de su pedestal con escasas esperanzas. Su rival le había derrotado no una, sino dos veces de un solo golpe. Siempre con ese trasto por delante... el arma... claro, su mandoble. Ya la habían advertido sobre ella antes de dejarle aquí. Su única esperanza ahora era, por suerte, algo que se le daba muy bien.

Tenía que acabar con ese trasto. Miles de vidas dependían de ello.

Rápido como el pensamiento, se lanzó sobre su rival, que tal subestimandolo esta vez, no pudo anticparse a sus movimientos. Sus cuerpo despredía una aureola de ki como si estuviera rodeado de humo, cuyas llamas crepitaban en sus manos. Olvidádonse de saltar, pues su enemigo parecía tener una increíble habilidad al interceptale al vuelo, golpeó con todas sus fuerzas a su rival... y este no paró el golpe. Usando el poder de su Ars Magnus, en lugar de herirle, entre sus costillas se formó una neblina verde, de forma circular, como marca de los ataque que luego recolectaría para dar lugar a un único y definitivo( o eso esperaba) golpe. Una vez impactó, no dejó respirar a su rival. Como preso de un baile frenético, Mushasi, en una perfecta conjunción de habilidad marcial y energía anímica, combinando puños y piernas, fue una tormenta de golpes para la Sombra, que podía hacer poco más que cubrirse a la espera de una oportunidad para contratacar. Luego, de un manotazo, golpeó el arma de la Sombra de Omega, desequilbrandolo. Este no llegó a soltar Longinus, pero con el siguiente movimiento de Mushasi, que consistió en sostener el arma con su mano izquierda mientras "desanudaba" la mano de su rival con la derecha, un parpadeo después del movimiento anterior, sí.

Longinus cayó a sus pies, y Mushasi siguió con su tornado de golpes, que impedian a su enemigo si quiera respirar. Pronto, las esferas traslúcidas de Etherial le recorrían como si fuesen las escamas de un enorme reptil. Pronto, cometiendo un grave error, la Sombra trastabilló, y además de recibir un golpe de lleno, dió un golpe a su arma, que se proyectó lejos de su alcance. Tendría que combatir sin armas, al menos hasta poder apartar a su rival.

Mushasi ya creía esta ronda ganada. Tenía a su enemigo, metafóricamente, entre la espada y la pared. El contorno de sus extremidades se desdibujaba y parecía tener docenas de brazos y piernas, que atravesaban a su rival como si este fuese inmaterial, mientras que este estaba cada vez más y más inundado por la preparación de su golpe definitivo. Pero entonces, la Sombra usó el ki que llevaba acumulando y desencadeno una técnica defensiva en la cual el difuso señor del infinito volvió a manifestarse y le cubrió con sus alas, en una cruel parodia de un gesto maternal y protector. Una de esas alas atrapó como si fuese un téntaculo prensil el brazo de Mushasi en mitad de una de sus inusuales piruetas, y la Sombra no dudó en aprovechar la oportunidad y golpeó con sus puño la cara de Mushasi, que había pasado a actuar de forma cada vez más ofensiva y recibió el golpe de lleno. El golpe le mandó disparado a varios metros de distancia, aunque con una ágil cabriola logró caer de pie.

Escupiendo sangre y con un moretón bastante feo, Mushasi se lanzó a la carrera de nuevo a por su enemigo, con una herida seria cuyo dolor sin embargo era capaz de soportar. Por primera vez el combate parecía de lado de la Sombra, pero Mushasi no tardó en desmentirlo. Evitó que esta recogiera su arma y siguió acosandolo con infinitos golpes, contra los que la Sombra de Omega poco podía hacer sin armas.

Y entonces, ocurrió. Mushasi, satisfecho con la energía que había acumulado, se alejó unos cinco metros de su rival con un grácil salto, en el que pareció caer a cámara lenta. Alzó un brazo, y todos los golpes que había realizado, toda la energía acumulada en pequeñas esferas verduzcas, fue traslandadose, poco a poco, por hilos de energía, a su mano derecha, que alzó, recibiendola como si fuese un viejo amigo con el que hacía tiempo que no se encontraba.

La Sombra de Omega acumuló su ki, previendo lo que iba a hacer, y se resguardó de nuevo bajo las diez alas del verdadero Omega, sin duda esperando un golpe frontal. Cuando todo el poder del ki que habían acumulado los golpes de Mushasi estaban juntos, formando una luz casi cegadora en una esfera compacta más grande que su ejectuor, este chascó los dedos.

Algo dentro de la Sombra de Omega pareció estallar.

Su protección había sido inútil. Este ataque le había destrozado desde dentro. La Sombra de Omega, desmembrada, y reventando en varios pedazos, fue destruida de un solo golpe de atronadora fuerza.

Pero no solo ocurrió una vez. Un instante despues de que la Sombra muriera, su sucesor también sufrió como su torso era quebrado como un frágil cristal víctima de un martillazo y la vida se le escapaba del cuerpo a una velocidad pasmosa.

La pantalla-barrera mostró lo siguiente a cada destrucción del maldito:

Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. Omegax3

Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. Omegax2

Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. Omegax1

Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. Omegax-1

Y entonces, como si nunca hubiera existido, todo resto del combate, incluyendo el propio Omega, con un atronador grito de infinita furia, se esfumó.

Había terminado.

Durante ese combate había Mushasi había sentido más dolor que en toda su vida, pero ahora escuchaba como el extraño personaje esférico aclamaba su victoria y comentaba que el golpe había sido suficiente como para acabar con Omega cuatro veces.

Con una risa de alivio, Mushasi aceptó la victoria sin todavía creersela del todo, mientras unas escaleras que parecían hechas de luz aparecían, escalón por escalón, y se dirigían más allá de la vista, hacia el techo de la habitación.
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Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. Empty Re: Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega.

Mensaje  Mushasmo Jue Ene 21, 2010 11:09 pm

Mushasi, a pesar de su inhumana habilidad marcial, no era una máquina simple de picar carne. Sus impresionantes dotes de deducción, que dejarían al mejor de los detectives por los suelos, le hicieron llegar a la sorprente conclusión de que sería conveniente escalar esas escaleras salidas de la nada, sobretodo tras ver la tecnología de la que disponían esos tipos.

Paso a paso, andando tranquilamente de forma que aprecía a cámara rápida, seguido de esa extraña pelota amarillenta, llegó un momento, tras andar escasos minutos, a un lugar en el que tanto las paredes, el techo, y el suelo a sus pies eran negros, simplemente por la ausencia de luz. No había nada a su alrededor en varios metros a la redonda, y lo único que iluminaba algo eran esas brillantes escaleras. Justo cuando se preguntaba si su instinto policial le había fallado, Mushasi vio, apenas cuatro escalones después, unas puertas que parecían salidas de la nada abrirse de par en par. Ando hasta a ellas, y se encontró en una habitación similar a donde le recogieron. Parecía una inmensa fábrica en la que todo era gris, pero las máquinas no echaban ningún tipo de vapor ni humo. Podría decirse también que parecían un montón de juguetes gigantes, pero probablemente esa frase ha sido eliminada del texto por no molar tanto.

Una persona acudió a una velocidad de aproximadamente Mushasi y medio. Su ropa era de un color metálico con extraños brillos rojos en forma de círculo, como si fuesen algún tipo de máquina. Tenía pelo rubio y era pálido como una pared de esas que son blancas(no, tu habitación pintada de amarillo huevo no vale para la metáfora, listillo)

-Oh, sí, el experimento NDS-25003, el tipejo de la otra dimensión. ¿Sabes que tu ropa echa un tufo a Varja que no puede con ella? Sin ofender. En fin, nadie dijo que los dioses creadores fuesen originales... sígame.

Mushasi le prestaba poca atención a lo que le contaba ese hombre. Estaba demasiado ocupado mirando con la boca abierta toda la maquinaria que le rodeaba. Ni si quiera Nürgethn tenía tantas máquinas. Llegó un punto en que también se extendían por las paredes y el techo, por los que la gente andaba como si nada, y lo que era más sorprendente, más de la mitad conseguían eludir su detección de ki, la cual creía casi infalible. No tardaron en detenerse, a la velocidad a la que ambos caminaban, en una máquina en particular. Colgaba del techo, y parecía una montaña de metal y plástico colocada allí, de cuyo pico colgaba un extraño brazo robótico con una pantalla a la altura del codo. El hombre estrechó la mano como si fuese la de un viejo amigo, y cerró los ojos. La pantalla se encendió, y Mushasi creyó por un instante que era algún tipo de estanque embrujado. Toda estos avances le ponían de los nervios. No estaba aconstumbrado a esa tecnología, y siempre había odiado al único hombre que conoció que la poseía en gran medida. Todos y cada uno de los tipejos aquí presentes le traían malos recuerdos.

La pantalla mostró primero un diagrama con multitud de esferas de distintos colores, y una de ellas se acercó al centro mientras las demás se difuminaban, haciéndose más grande. Varios números de dos cifras giraron sin parar, hasta que se paró en 76. Tras ello, una barra como la de una estadística, a cuya izquieda, bien gradote y hermoso, se leía un trescientos. De uno de los dedos de la máquina salio un extraño artefacto, como un palo alargado.

-No te muevas-dijo el hombre de extraños vestidos-

Mushasi obedeció por el motivo por el que tenía constumbre: no tener ningún motivo para desobedecer. Las palabras de su maestro aún le arrancaban una sonrisa cuando las recordaba. El extraño artefacto se acercó bastante a su ojo izquierdo, tanto que le tapaba la visión con él. Después emitió una luz verde durante un instante, y la prolongación con forma de palo volvió a retraerse al dedo de la máquina.

La única diferencia fue que la pantalla aumento de 300 a 330, y la barra verde descendió un par de centímetros mientras que la mano mecánica brillaba de ese mismo color.

-Tócala. Es un protocolo. Curará tus heridas, las posibles consecuencias secundarias de haber muerto dos veces, los problemas del viaje continuo entre dimensiones para el espíritu y esas patochadas estándar. Y además contruye dos tostadores untadas con tu sabor favorito.


Aunque lo hizo con su agilidad habitual, hoy Mushasi recuerda el instante en que entrechocó la mano con ese artefacto como eterno.

Al principio fue todo bien. Notó como el escozor de su rostro desaparecía, como la sangre volvía a su sitio como drenada y como todo rastro de agotamiento era sustituido por una sensación de bienestar y relajación, recubriendo su cuerpo de fuera a dentro.

El problema llegó cuando esa sensación alcanzó su cerebro.

Mushasi gritó.

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Un torrente de recuerdos, como si de rápidos fotogramas se tratasen, fue todo lo que vió en un buen rato. Eran demasiadas imágenes, le inundaban, no le dejaban respirar ni descansar... le agobiaban, eran demasiadas...

Hubo momentos que no reconoció. Supuso que se trataban de momentos que había olvidado de niño, en principio. Dos veces vio a un anciano vestido con una túnica azul, de rasgos animalescos, con una mano encima suya, emitiendo una vez una luz de un gris metálico y otra una de un verde claro, que se unían a él como clavos a un imán.

Luego vio a su antiguo maestro, siendo muchísimo más alto de lo que lo recordaba. Cuando notó que también veía sus propios pies se dió cuenta de que probalbmente estaba sentado en el suelo.

Algunas imágenes iban acompañadas de sonidos. Algunas, incluso de sonidos que poco o nada tenían que ver con la imagen.

Docenas de personas que pasaban frío en una calle por la noche, con una voz familiar que susurraba "Y así... reinará la paz"

Una enorme esfera de negrura, que abarcaba más de cien metros, en el aire, de las cuales cayeron una figura de color rojo y gris de pie, mientras que un inmeso dragón caía, troceado y con mil tajos a lo largo del cuerpo, al suelo, obviamente muerto. La voz decía "¡Y esto es lo que ocurre a los que se oponen a mí!"

Vió varias luchas, todas estas desorganizadas. Docenas de prácticas con su maestro y dos combates contra su enemigo, cuyos ojos eran negros con pequeños brillos blancos que recordaban al firmamento. Vio como desarmaba a docenas de hombres en escasos segundos, vio como esquivaba por poco dos inmensos sables y como huía de algo en una escena que no recordaba muy bien.

Varios momentos del tiempo que pasó en los reinos de Cronos también aparecieron en su memoria. Como acabó con ese extraño elemental de agua, atravesandolo, como cayó en dos mitades al suelo. Como se hallaba, con la piel tintada de un morado claro, abriéndos paso entre una enorme muchedumbre.

Y entonces las imágenes de cinco cuerpos. Cinco muertos.

Varias frases y imágenes inconexas, por voces totalmente distintas.

-Yo no quiero ser un héroe.

-Yo no nací para matar.

-¡Silencio!

"Como le resultaba una molesta espinilla
mi padre me mando a freír morcilla,
un matón suyo me expulsó con su rodilla,
Así que voy de villa en villa,
vendiendo mis cosillas,
y ahora, por haber escuchado mi vocecilla
te hago entrega de esta pescadilla"

La vista de una mujer con rostro suplicante.

-Lo siento. Supongo que es difícil saber que contestar a semejante historia…

-Mi vida siempre ha sido una broma.

-Él debe gobernar…

-Muere.

Ha muerto.

Ha muerto.

Ha muerto.

Ha muerto.

Ha muerto.

Ha muerto.

Ha muerto.

Ha muerto.

No ha muerto.

Era la única forma...

Por eso existes. Esa es tu vida, te guste o no...

¡YO ELIJO MI DESTINO!
--------

Mushasi seguía con su eterno grito, como si no hubiera problemas con destrozarse la garganta o quedarse sin aire en los pulmones. No percibía nada a su alrededor.

-¡Oh, mierda! ¡Alastor tenía razón! ¡Rápido, desconectad esto! ¡Ha ocurrido una anomalía!
Mushasmo
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Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega. Empty Re: Descripción del combate: Mushasi vs. La Sombra de Omega.

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